"Destino Final". La instalación del Régimen Militar en Uruguay

 

Comentario de crítico cinematográfico extranjero de la Película "Destino Final" de Mateo Gutierrez 

 

“En mayo de 1976, en Buenos Aires aparece muerto mi padre, Héctor Gutiérrez Ruiz, Presidente de la Cámara de Diputados junto al senador Zelmar Michelini y a los ex – tupamaros William Whitelaw y su mujer Rosario Barredo. Todos uruguayos.”

Así comienza la película creada y dirigida por Mateo Gutiérrez, uno de los cinco hijos que Gutiérrez Ruiz tuvo con su esposa Matilde Rodríguez.  Probablemente haya sido un desafío muy grande para este realizador audiovisual que conecta su profesión con una de las etapas más difícil de su vida, que en casi dos horas de película documenta a la perfección para quienes estamos “lejos” de la historia Uruguaya podamos comprenderla más allá de los textos.

Con el apoyo de acertados flashbacks, y testimonios de amigos de su infancia y juventud, políticos y familiares muestra la historia de vida de su padre, como hombre de campo primero dando paso a como llega a ser perseguido político y víctima de la represión. Cargado de mucha emoción los testimonios de su madre y su hermano Juan Pablo. Cabe destacar que, siendo el realizador un involucrado directo con los hechos, logra captar versiones y opiniones de actores políticos del período, de los más diversos orígenes: desde protagonistas de los “bandos” en disputa (integrante del MLN-Tupamaros y del Partido Colorado), pasando por periodistas de distinto “tinte” político, hasta el presidente de la “transición a la democracia (Julio María Sanguinetti). Logra reflejar así el papel de fomentadores de diálogo por el respeto de la democracia (en su sentido más amplio) que intentaron cumplir tanto Héctor Gutiérrez Ruiz como Zelmar Michelini.

Seguramente más allá de la satisfacción personal de la búsqueda de explicaciones y de poder plasmar la historia de su familia que con toda seguridad no debe haber sido fácil “remover” su vívida tragedia. Hay algo que nos dice que parte de su finalidad es el poder darle a su país un relato de los hechos que de otra manera no conocerían sobre su padre, con imágenes inéditas, historias entrelazadas como la familia Michelini y Whitelaw-Barredo cuyos destinos fueron ligados. Además de aportar a la historia, es un producto bien concebido, no deja de ser un relato cargado de sentimientos y emociones que afectan en uno, más allá de cualquier ideología política y realidad de los hechos. Es un gran acierto el de ir de adelante a atrás con los testimonios de hoy conectado a imágenes de aquella época que a mi parecer, nada sobra. Otra cosa que merece ser destacado es el sonido, todo está muy bien conectado con los relatos, como se puede apreciar cuando se nombra a Zitarrosa.

La película está dedicada a su hermano Marcos, (fallecido tempranamente en el año 2000) que en aquel entonces tenía 14 años, los testimonios que reflejan la figura de Marcos luego de desaparecer su padre, fue la de un adolescente que maduró de golpe, es inevitable no intentar imaginarse el “inimaginable” sentimiento de aquél adolescente que tuvo que afrontar acontecimientos que como bien relataba Juan Raúl Ferreira (hijo de Wilson Ferreira Aldunate) era una cruda realidad para la que él no estaba preparado.

 

Ficha técnica del Film

 

Título

“D.F. Destino Final”

Producción

Mateo Gutiérrez

Dirección

Mateo Gutiérrez

Guión

Mateo Gutiérrez

Productora

Taxi Films

Productor

Diego Arsuaga




Testimonios

R. Vidal, M. Capurro, M. Rodríguez, J.P. Gutiérrez, A. Volonte, J.M. Sanguinetti, F. Fasano, L.P. Michelini, Z. Michelini, C. Michelini, D. Arbilla, M. Rosencoff, J.C. Furest, E. Schwenguel, J.R. Ferreira, L. Caponni, N. Schwaez, O. Haselman, O. Navajas, E. Kaufman, J. Traibel, E. Delle Piane, J.Dinges, L. Alemany, G. Schroeder.

Música

Alfredo Zitarrosa

Fotografía

Mateo Gutiérrez

Cámara

Nicolás Baraldi

Sonido

Nicolás Baraldi

Edición

Fernando Epstein

Año

2008

Género

Documental

Duración

111’81’’

 

Relación entre documentos de clase, documental y etapa de la dictadura

 

“...si las FF.AA, han de retener en realidad el Poder, no para su ejercicio directo sino para la vigilancia de los valores esenciales de la Nación, por qué no reconocerlo francamente y estructurar un sistema para el cambio de hombres y aún de corrientes de opinión en la conducción de la cosa pública, que incluso hasta podría suponer alguna forma de participación directa de la ciudadanía a través del voto, en tanto ella no arriesgue lo sustancial.” Fragmentos del Memorándum de Bordaberry (9 de diciembre de 1975). Esto decía Juan María Bordaberry a dos años de haber disuelto las cámaras parlamentarias y a unos seis meses de ser destituído por los máximos representantes de las FF.AA.

Ante el avance de la “subversión” era necesario que el Estado, como garante de las “libertades públicas” se encargara de frenar la avanzada comunista, bajo las premisas de la doctrina de la seguridad nacional. Las FFAA tuvieron en ese proceso un papel central como principales defensoras de la “nación” y como garantes de su máximo desarrollo.

Esta situación se planteaba en principio como pasajera, es decir, hasta que se pudiera “sanear” de la escena política y el gobierno a los políticos de izquierda y a los “corruptos”, para que condujeran el Estado aquellos verdaderamente defensores de la “democracia” y la “nación”. Para “sanear” la política corrompida, comenzó la persecución a todo aquel que el régimen militar instalado entendía que no era digno de representar los intereses de la “nación”.

En marzo de 1976 se dio el golpe de Estado en Argentina, en mayo las muertes de Gutierrez Ruiz y Michelini y la destitución de Bordaberry un mes más tarde. Carlos Quijano desde su exilio en México escribió un artículo para despedir al ex presidente que tituló “Requiem para nadie” en el cual describe, (…) La lucha política para él (Bordaberry), es lucha despiadada contra el maligno. El maligno es el comunismo, denominación genérica que engloba a a Unión Soviética y al senador Kennedy, a Cuba, a las Naciones Unidas, a The New York Times y al Tercer Mundo (…). En el documental podemos escuchar en el testimonio de uno de los amigos de Héctor Gutiérrez Ruiz que “en los últimos quince días [Bordaberry] no pudo esconder y demostrarnos de que no pasaba nada como era una lógica de él, nos preocupamos porque ahí fue donde lo vimos preocupado a una persona que jamás se preocupaba por nada, ni cuando había para preocuparse…”

Las acciones de estos políticos exiliados, su constante denuncia en el exterior a las violaciones de los DDHH, pero en particular su postura “permisiva” con la “subversión” entraban dentro de estas posibles amenazas a la “seguridad nacional”. Sin embargo, fueron secuestrados en Buenos Aires, clara muestra de las conexiones de las fuerzas represivas de la región. Como cuenta uno de los hijos de Michelini en la película, en abril de 1974 su padre viaja a Italia, participa en el tribunal Russell (Tribunal Internacional sobre crímenes de guerra) poco después recibe una primera amenaza, “le dijeron Michelini si usted continúa con estas  denuncias vamos a torturar a su hija, (…) después cuando él empieza a preparar todo el trabajo, la carta a Golby, que es una carta muy importante porque es donde se desmenuza todo lo que era el sistema de represión en Uruguay y la tortura sobre todo, ahí lo vuelven a amenazar, poco tiempo después un día yo llego al hotel y está llorando y le digo ¿qué te pasa papá? Y me contesta, están torturando a Elisa." Elisa, además de hija de Michelini, era militante del MLN.

Permitir que siguieran denunciando y organizando la resistencia dos figuras tan influyentes provenientes de los partidos tradicionales (aunque Michelini se había vuelto un “subversivo” al pasarse al FA) era permitir que se siguiera poniendo en peligro la vida de la “nación”, que se permitiera que siguiera floreciendo el germen de la subversión marxista. “La presencia del marxismo en el mundo ha introducido un elemento que cuestiona toda la organización política vigente en el mundo occidental hasta ahora.” (Fragmentos del Memorándum de Bordaberry (9 de diciembre de 1975). En los testimonios podemos escuchar el optimismo de Héctor Gutiérrez Ruiz confiando en que la dictadura iba a pasar, como lo cuenta emocionado uno de sus amigos en el documental. Como decíamos anteriormente, para “sanear” la escena política nacional para el mejor desarrollo de la “nación”, era necesario eliminar de forma definitiva (ya se había desarticulado al MLN en 1972 junto con otras fuerzas del arco más “radical”) a toda la disidencia marxista: desde 1975 se puso en práctica la operación Morgan destinada a perseguir a la militancia del PCU, UJC y PVP.

Tanto lo que se narra en la película como el Memorandum de Bordaberry, dan cuenta de la etapa comisarial de la dictadura uruguaya de acuerdo a la cronología propuesta por Caetano y Rilla. En esos primeros años de dictadura se intentó “poner la casa en órden” y “sanear” la política nacional, como sugieren Caetano y Rilla. Los pasajes del documental seleccionados dan cuenta de la puesta en práctica de estos preceptos, incluso, más allá de las fronteras nacionales. Las muertes de Michelini y Gutierrez Ruiz, pero también de tantos otros, ponen en evidencia el alcance de la convicción de estas personas respecto de cómo debían alcanzarse los objetivos.

 

Bibliografía:

  •  Gerardo Caetano, José Pedro Rilla. La era militar. Ediciones de la Banda Oriental, 1989.
 
  • Gerardo Caetano, José Pedro Rilla, Periodización de la dictadura.
 
  • Materiales del curso: cronología dictadura 1973-1985
 
  •  Materiales del curso: Selección de documentos para la Historia del Uruguay 1959-1985
 
  •  Película Documental. D.F. Destino Final por Mateo Gutiérrez, 2008